UNIVERSIDAD DE SALAMANCA


La Universidad de Salamanca es la más antigua de España y una de las cuatro de Europa abiertas actualmente, junto con las de Bolonia, Oxford y París (La Sorbona). El origen de esta universidad fue el Estudio General de Salamanca, inaugurado en 1218 por Alfonso X el Sabio. Fue el segundo Estudio General más antiguo de España tras el de Palencia, fundado en 1208.

Además, fue la primera institución educativa española y europea que obtuvo el título de Universidad, es decir, de validez universal de sus títulos, a través de la bula papal de Alejandro IV en el año 1255. En la actualidad es una universidad pública, y fue pontificia hasta 1852.

UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

La Universidad de Salamanca tuvo su origen en la Escuela Catedralicia de Salamanca, fundada en 1130. El primer documento oficial fue expedido por el rey Alfonso IX de León, quien le concedió en 1 de enero de 1218 la categoría de Estudio General salmantino, "Studii salmantini". Esta titulación manifiesta la diversidad de las cátedras impartidas (Derecho Canónico, Civil, Medicina, Lógica, Gramática y Música), la validez de sus títulos, y su carácter público abierto a todos cuya pretensión era competir con el Estudio de Palencia, al que Alfonso VIII de Castilla había dado este título en 1208.

Bajo el reinado de Alfonso X el Sabio, rey de Castilla y León, el Estudio General se convirtió en Universidad, en su doble carácter de real y pontificia, el 8 de mayo de 1254. Además de los reyes, diversos papas favorecieron a la universidad: Alejandro IV confirmó la titularidad de Universidad, la primera de toda Europa, en 1255.

Según lo escrito en las Siete partidas de Alfonso X, esta institución fue concebida como "Estudio es ayuntamiento de maestros, e de escolares, que es fecho en algún lugar, con voluntad, e entendimiento de aprender los saberes", conforme al espíritu medieval. El rey asignó sus primeras ordenanzas, dotó sus primeras cátedras estables, como la de música, y creó el cargo de bibliotecario, siendo la primera universidad de Europa que toma este nombre y que contaba con biblioteca pública.

Funcionaba como una corporación autónoma, independiente de la ciudad y del cabildo catedralicio, participativa y celosa de sus privilegios, disponiendo de sus propias reglas y hasta de sus propias instituciones penales. El rector podía ser un estudiante elegido por los miembros de la corporación, si bien la concesión de los grados académicos correspondía a autoridades como el maestrescuela o el canciller. Las cátedras se asignaban por cooptación, mediante oposiciones públicas acompañadas a veces de asambleas tumultuarias.

En sus comienzos, las clases se impartían en el claustro de la Catedral Vieja, en casas alquiladas al cabildo y en la iglesia de San Benito, hasta que a principios del siglo XV empezaron a fundarse colegios. El primer edificio propiamente universitario fue el Colegio Mayor de San Bartolomé, fundado por el obispo Diego de Anaya Maldonado, en 1401.

El cardenal aragonés Pedro de Luna, gran protector de la institución, impulsó la compra de los primeros solares y la construcción del Hospital del Estudio (actual rectorado), las Escuelas Mayores y las Escuelas Menores. Además también se impartieron enseñanzas en los Colegios Mayores y Menores o en conventos de las órdenes religiosas.

MEDALLÓN DE LOS REYES CATÓLICOS EN LA FACHADA DE LAS ESCUELAS MAYORES

El edificio más emblemático de la Universidad es el de las Escuelas Mayores, que se comenzó a construir en 1411. La fachada, dedicada a los Reyes Católicos en 1534, es el elemento más conocido y está dividida en tres cuerpos. El primero contiene el medallón de los Reyes Católicos que empuñan el mismo cetro. En la parte inferior se puede leer "Fernandino - Elisabeta", y en la parte superior, en griego, "Los Reyes a la Academia, y ésta a los Reyes", donde aparecen el yugo de Fernando y las flechas de Isabel.

El segundo cuerpo contiene en el centro el escudo de Carlos V, rematado con un globo y una cruz sobre una espectacular corona; a la derecha el águila de San Juan y de los Reyes Católicos, a la izquierda el águila bicéfala del Imperio. En el tercer cuerpo hay una capillita donde se halla Papa Benedicto XIII que exhorta los clérigos.

El patio posee un doble claustro con columnas y arcos de medio punto, en la galería inferior, y columnas muy finas y arcos truncados mixtilíneos en la galería superior. En la planta baja están las antiguas aulas en las que impartían estudios generales, destacando las aulas de Salinas, Fray Luis de León y el Paraninfo.

La biblioteca cuenta con más de 40.000 volúmenes escritos entre los siglos XVI y XVIII, en todas las lenguas y materias, destacando las dedicadas a teología, letras y leyes. La biblioteca se extiende a un recinto anejo cubierto por una bóveda gótica estrellada, donde se guardan tres mil seiscientos manuscritos y cuatrocientos incunables con páginas de pergamino y vitela, escritos entre los siglos XI al XVI.

BIBLIOTECA DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

Durante el Siglo de Oro en España existían tan sólo seis Colegios Mayores de los cuales cuatro pertenecían a la Universidad de Salamanca: el de San Bartolomé, el de Oviedo, el de Cuenca, y el de Santiago; a estos habría que sumar el de Santa Cruz en Valladolid y el de San Ildefonso en Alcalá de Henares. Salamanca contaba además con numerosos colegios menores y otros centros universitarios de diversa índole.

Es durante este periodo de máximo esplendor de la cultura española cuando la Universidad se convirtió en el escenario de relevantes acontecimientos para la historia de la humanidad. En el claustro de esta Universidad se discutió sobre la viabilidad del proyecto de Cristóbal Colón y las consecuencias que traían sus afirmaciones. Tras el descubrimiento de América, se discutió sobre el derecho de los indígenas a ser reconocidos con plenitud de derechos; la denominada polémica de indis fue algo revolucionario para la época.

Se analizaron los procesos económicos por primera vez, generándose el primer movimiento de estudios y análisis de la macro economía moderna, conocida como Escuela de Salamanca. Esta institución fomentó un corriente de pensamiento económico durante los siglos XVI y XVII, capaz de reconciliar la doctrina tomista (Santo Tomás) con el nuevo orden social y económico, y abordar los cambios de la Edad Moderna desde una nueva perspectiva.

Sus profesores fueron un grupo de escolásticos españoles, teólogos y juristas, seguidores de las corrientes moralistas e iusnaturalistas que efectuaron novedosas aportaciones en el estudio del hombre y su relación con la moral, la economía y la justicia. Sus miembros más brillantes fueron Luis de León, Francisco de VitoriaDomingo de SotoMartín de Azpilcueta, Tomás de Mercado, Luis de Molina, Bernardino de Sahagún, Domingo Báñez, Francisco Suárez, etc. 

Todos ellos formaron un importante foco humanista, renovaron la teología, sentaron las bases del Derecho moderno de gentes, del Derecho Internacional, precursora de los primeros Derechos Humanos, encabezados por Francisco de VitoriaY efectuaron los primeros estudios en etnografía y antropología social moderna, especialmente por Bernardino de Sahagún

Describieron, por primera vez, los efectos producidos por la masiva llegada de metales preciosos traídos desde el Nuevo Mundo a Europa, abordaron cuestiones referentes al dinero, valor y precio, y formularon las primeras teorías macroeconómicas como la teoría del valor-escasez de un producto, la teoría cuantitativa del dinero o la ley de la oferta y la demanda, generando conceptos como la inflación o el interés bancario. En este campo destacaron Martín de Azpilcueta o Tomás de Mercado, considerados como los fundadores de la ciencia económica.

También participaron activamente en el Concilio de Trento, cumbre del pensamiento católico español sobre la irrupción del protestantismo europeo.

Matemáticos de esta Escuela estudiaron la reforma del calendario, por encargo del papa Gregorio XIII, y propusieron la solución que se implantó posteriormente.

ESTATUA DE FRANCISCO DE VITORIA

Hacia 1580, llegaban a Salamanca 6.500 estudiantes nuevos cada año, de entre los que se nutría la administración de la Monarquía hispánica para hacer funcionar su Estado. También tuvo en esa época las que probablemente fueron las primeras alumnas universitarias del mundo: Beatriz Galindo fue famosa por sus conocimientos y consejera de la reina Isabel; y Lucía de Medrano fue la primera mujer profesora en impartir clases en una Universidad del mundo, durante el curso 1508-1509.

En el siglo XVII se produjo una decadencia, debida principalmente a que los Colegios Mayores pasaron a estar en manos de los hijos de la nobleza, olvidando su origen de enseñar a jóvenes valiosos pobres. Un título por Salamanca o haber sido Colegial, era llave para obtener cargos importantes en la Administración.

Durante el Siglo de Oro español, además de los brillantes miembros de la Escuela de Salamanca, asistieron a la Universidad distinguidos escritores como Fernando de Rojas, Luis de Góngora, Mateo Alemán, Calderón de la Barca; personalidades ilustres de la cultura como Antonio de Nebrija, Manuel de Larramendi, Manuel Fernández Álvarez, Pedro Sánchez Ciruelo, Antonio de Covarrubias, Diego de Covarrubias, Ambrosio de Morales, Abraham Zacuto, etc.

Antonio de Nebrija pasó a la Historia por redactar la primera gramática de una lengua vulgar, convirtiéndola en lengua culta, fue la Gramática de la Lengua castellana, que dedicó a su reina Isabel I la Católica durante su visita oficial a la ciudad universitaria.

CATEDRAL DE SALAMANCA

En el Siglo de las Luces, la Universidad de Salamanca constituyó uno de los principales difusores de la Ilustración española. En torno al profesor de filosofía moral y jurídica Ramón de Salas y Cortés y al ilustre poeta Meléndez Valdés se congregaron personalidades notables como el matemático y filósofo Miguel Martel, el bibliotecario de la universidad, traductor, sistematizador y difusor del pensamiento de Jeremy Benthan, Toribio Núñez Sessé, el matemático Juan Justo García, o los poetas y políticos Juan Nicasio Gallego y Manuel José Quintana.

Muchos de los estudiantes, profesores e intelectuales vinculados a este círculo ilustrado desempeñaron, como por ejemplo Diego Muñoz Torrero, un papel fundamental en la elaboración de la primera Constitución española en las Cortes de Cádiz de 1812, denominada La Pepa, el desarrollo del liberalismo y el pensamiento progresista en España y la introducción de las entonces incipientes ciencias sociales. No fueron ajenos a este renacer los prelados de Salamanca de ideas ilustradas, como Bertrán o Tavira, siendo este último catedrático de la Universidad.

El reinado de Fernando VII y la restauración del absolutismo, tras el breve trienio liberal de 1820 a 1823, condujo a la frustración de este renovador y prolongado movimiento intelectual.

Durante la Guerra de la Independencia española muchos de los Colegios salmantinos resultaron destruidos, ya que los franceses utilizaron la piedra de los edificios para construir defensas, y las bibliotecas fueron expoliadas de sus mejores fondos. Los libros se recuperaron entre el equipaje de José Bonaparte, tras la batalla de Vitoria en 1813, y una parte de los fondos fueron regalados por Fernando VII al general Wellington, como agradecimiento, y otra pasó a formar parte de la Biblioteca del Palacio Real. Estos últimos fueron recuperados para la Biblioteca de la Universidad en 1954.

En mayo de 1852, la Universidad perdió la condición de Pontificia mediante real orden, que suprimió las facultades eclesiásticas de la Universidad de Salamanca.

En 1953, la Universidad celebró el VII Centenario del edicto de Alfonso X que le dio el título de Universidad, la primera de Europa que lo ostentó oficialmente. Y en 1886, la Universidad de Salamanca, junto con la de Coimbra, recibió el Premio Príncipe de Asturias de cooperación internacional.


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